UN SUELO EROSIONADO TARDA HASTA 600 AÑOS EN RECUPERARSE

Publicado el 24 Mayo 2022
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• Organizado por la SECTEI, se realizó una nueva sesión del Seminario de Seguridad Alimentaria, que en esta ocasión abordó las erupciones volcánicas y su incidencia en los suelos agroforestales

Los expertos advirtieron que un suelo erosionado se recupera en 500 o 600 años; y que hoy se hace frente a una grave extracción de componentes orgánicos que propicia una grave degradación de los terrenos, alertaron.

Esta vez, el foro organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) abordó el tema “La importancia de las erupciones volcánicas. Conocimiento sobre la riqueza nutricional de los suelos volcánicos y cómo enriquecer su manejo para una producción agroforestal”.

Participaron la doctora Elizabeth Solleiro Rebolledo, investigadora del Instituto de Geología de la UNAM, y los doctores Gilberto Vela Correa, de la UAM-Xochimilco, y Arturo Argueta Villamar, de la Facultad de Ciencias, de la máxima casa de estudios. La actividad estuvo moderada por la doctora Alma Herrera Márquez, del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos.

En la bienvenida, Herrera Márquez externó que la relación entre el campo y la ciudad está estrechamente vinculada, especialmente en urbes tan complejas y diversas como la nuestra, donde coexisten zonas altamente desarrolladas con áreas rurales que contrastan, desde la geografía hasta la economía, pasando por una dimensión cultural y antropológica.

En su intervención, Solleiro Robledo indicó que la actividad volcánica produce un sinfín de materiales, como pómez, lavas y cenizas. La ceniza volcánica expulsada se transforma en suelo y, poco a poco, acumula materia orgánica que después conformará lo que se llama un perfil de suelos.

Con relación a la cuenca de México, la doctora en Ciencias de la Tierra sostuvo que si se observa un mapa antiguo se podrá apreciar una extensa y definida zona lacustre rodeada de edificios volcánicos que tuvieron y han tenido una influencia en los tipos de suelos.

La parte norte de la Ciudad de México está sellada, lo que impide se puedan visualizar los suelos que están por debajo de las calles; en la sur es posible observarlos y, de hecho, es una zona de conservación de importancia actual, aunque también lo fue para la agricultura prehispánica.

Al respecto, alertó que hoy se enfrenta un grave problema por la extracción de componentes orgánicos que se venden en los mercados como tierra para macetas. Esta situación hace que los suelos de la zona enfrenten degradación y erosión.

El uso excesivo de estas superficies propicia que se pierdan atributos a pesar de continuas erupciones volcánicas que puedan beneficiarlas. Los suelos de conservación de la ciudad constituyen recursos muy importantes para los sistemas agroforestales y las continuas erupciones volcánicas han originado suelos policíclicos que documentan la historia del paisaje, aunque también “son sistemas muy frágiles que enfrentan severas fases de degradación por la pérdida de capacidad productiva”, explicó.

Por su parte, el doctor Argueta Villamar recordó que la capital del país se encuentra en el Cinturón de Fuego, precisamente por la actividad piroclástica de la región y que explica parte de la riqueza agrícola, pecuaria y forestal. Los sistemas volcánicos son extremadamente fértiles, pero a la vez, frágiles.

Lo anterior se debe al menos a tres amenazas: si los suelos son despojados de la cubierta forestal y se degradan rápidamente; a la extracción del horizonte orgánico (como forma de tierra de monte) poco cuidadosa; y el abandono de antiguas técnicas que recuperan la fertilidad (labranza cero o mínima, chinampería y cultivo de cobertera, entre otras maneras agroecológicas).

El doctor Vela Correa, profesor-investigador en Biología en la UAM Xochimilco, externó que el suelo es un recurso demasiado frágil que debe ser cuidado; “la mayor o menor fertilidad depende del adecuado suministro de nutrientes que las plantas puedan absorber, así como de la ausencia de sustancias que puedan perjudicar o interferir con ese proceso”, detalló.

El ingeniero agrónomo por la UAM precisó que un suelo que se pierde jamás se recupera hasta después de 500 o 600 años.

Describió que las alcaldías con mayor presencia de suelos volcánicos son: Milpa Alta, Tlalpan, Tláhuac, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Gustavo A. Madero y Xochimilco.

Entre los cultivos y hortalizas más comunes en esos sitios figuran: maíz, calabaza, frijol, amaranto, haba, zanahoria, garbanzo, papa, acelgas, lechuga, brócoli, espinaca, rábano, coliflor y verdolaga; además de flores como: cempasúchil, gladiola, nube y nochebuena.

Con líneas de investigación en diagnóstico, calidad, fertilidad y captura de carbono de sistemas agrícolas y forestales, el doctor Vela recomendó medidas preventivas: mejorar la estructura de los suelos, realizar un análisis de fertilidad de las parcelas, llevar a cabo prácticas de laboreo agrícola con menor impacto al horizonte superficial, así como obras de conservación.