“RESPETO A LA DIFERENCIA PARA ALCANZAR UNA SOCIEDAD PACÍFICA”: ROSAURA RUIZ

Publicado el 03 Diciembre 2021
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• La secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación inauguró el “Coloquio: Por una Cultura de Paz, Inclusión y Equidad”, organizado por el Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos, en compañía de la titular de este centro universitario, la doctora Alma Herrera Márquez

Con la participación de un grupo de expertos, hoy inició el “Coloquio: Por una Cultura de Paz, Inclusión y Equidad”. En la sesión inaugural, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, planteó que alcanzar una sociedad pacífica implica que el respeto a la diferencia se convierta en parte integral de nuestra cultura; debemos aprender a identificar comportamientos que propician la violencia. Por ello, la reflexión y la autoevaluación deben ser constantes para reeducarnos y desterrarla de nuestro repertorio de acciones y propiciar así, la cultura de la paz.

Las escuelas -estableció la doctora Ruiz Gutiérrez- son espacios de formación que deben ser habitadas en paz, es decir, no sólo libres de violencia, sino sin miedo a ella, en los que esté erradicada la posibilidad de violencia de cualquier tipo. Frente a ello, la educación que interioriza los valores de equidad, tolerancia, respeto, autonomía y libertad permite la construcción de una cultura de paz.

En palabras de bienvenida, la doctora Alma Herrera Márquez, directora del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos (IESRC), recordó que en el decreto de creación de esta institución se señalan como principios fundamentales la cultura de paz, de inclusión y equidad, entre muchos otros.

Coincidimos, dijo, con el planteamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), acerca de que no se trata de impulsar una paz negativa, caracterizada por la ausencia de guerra y conflicto, sino de construirla con justicia y equidad estructural para vivirla como meta dinámica y proceso creativo.

Las prácticas para el crecimiento, la apertura y la tolerancia deben ser la base del desarrollo humanístico para aprender a resolver los conflictos de manera no violenta, impulsando la participación democrática.

En su intervención ante estudiantes del IESRC, la doctora Ruiz Gutiérrez expuso que desde el actual gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum se ha contribuido a una política de paz, de inclusión y de búsqueda de equidad. El espacio privilegiado para el desarrollo de la cultura de paz se da en la educación. Se busca formar a un nuevo tipo de ciudadana y ciudadano capaz de interactuar, de relacionarse con otras personas, respetando derechos y principios básicos: la libertad, la justicia, la igualdad y la democracia, puntualizó.

Cuando hay violencia siempre hay un sujeto violento y uno violentado, hay una voluntad que se impone y una que se subyuga con un propósito no compartido por los involucrados. Estamos ante una violación a uno de los derechos humanos fundamentales: el de elegir de manera autónoma el curso de la propia vida, apuntó. Como muestra el texto de Beauvoir, El segundo sexo, los diferentes roles se empiezan a implantar casi desde que nacemos. A unos se les infunde la imposición de la propia voluntad, a otras la sumisión ante el mundo, subrayó.

La violencia de género -ejemplificó- muestra los aspectos de la convivencia dentro de una cultura que la promueve hacia un grupo humano. Justifica, reproduce y perpetúa una serie de comportamientos que van desde la anulación de las necesidades femeninas hasta el despiadado feminicidio. No se trata sólo de insultos, amenazas y golpes, sino también de algo que permea nuestra cultura, es decir, la sistemática devaluación de las acciones de las mujeres por el mero hecho de haberlo sido.

Frente a ello, una educación que interioriza los valores de equidad, tolerancia, respeto, autonomía y libertad conforma una cultura de paz. Esta construcción parte del proceso de socialización diferente al predominante, pues promueve la reflexión constante sobre los procesos, las costumbres, y las formas de actuar que deben cambiar para evitar la violencia. Así, la paz es el resultado de una cultura que no la contempla como método de lidiar con los conflictos entre personas o entre grupos sociales, entre sus posibles cursos de acción.

Esa cultura de la paz está incluida en el proyecto educativo del Instituto, refirió. Por ello es fundamental promover en los estudiantes de nuestra universidad Rosario Castellanos la convicción íntima del respeto a la diferencia. Sin embargo, argumentó que “son formidables los obstáculos para generar una verdadera en la que la violencia no sea siquiera una opción”.

La convivencia con personas diferentes a nosotros nos enfrenta a nuestros propios prejuicios y nos presenta la oportunidad de ejercitar la tolerancia y confrontar nuestras propias actitudes ante la otredad. Se trata de una convivencia reflexiva que se inculca mediante la educación, pero ha de ser cotidiana y permanente.

“Las prácticas educativas, como las que realiza el IESRC, posibilitan este encuentro con la experiencia diversa de los otros y, por ello, fomentan la reflexión constante sobre los propios comportamientos violentos”, asentó. El objetivo es cambiar formas de pensamiento entre los estudiantes para generar una ciudad de derechos, como ha señalado la jefa de Gobierno. Se trata de formar ciudadanos capaces de responder a los desafíos de nuestra sociedad, uno de los cuales es la eliminación de la violencia.

El foro, resumió, nos convoca a pensar sobre la cultura de paz, la inclusión y la equidad, dimensiones que nos ayudan a cuestionar nuestras acciones acompañados de la reflexión en torno a qué hacer frente a la violencia. Y como proponía la filósofa Hannah Arendt: reflexionar en lo que hacemos; siempre pensemos en lo que hacemos, citó.