POR LA PANDEMIA, AUMENTO DE VIOLENCIA ASOCIADA A LA REDUCCIÓN DE INGRESO EN HOGARES

Publicado el 12 Febrero 2021
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• En el foro virtual Salud Mental y Covid 19, puesto en marcha por la titular de SECTEI, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, los expertos refirieron que por la contingencia se ha incrementado en tres veces la proporción por depresión y la ansiedad

En un nuevo webinar dedicado a los médicos de primer contacto en la ciudad titulado Salud mental y Covid 19, los expertos refirieron que una encuesta reveló que el 65 por ciento de los hogares señalaron que sus ingresos se redujeron durante la pandemia y que en uno de cada tres la contracción fue de más del 50 por ciento. El aumento de la violencia se asoció a la reducción de ingresos y a los intentos suicidas.

Los análisis realizados a la fecha revelan que la proporción de depresión y ansiedad se han incrementado hasta en tres veces más como consecuencia del confinamiento, añadieron en el foro llamado Salud mental y Covid 19, puesto en marcha por la titular de la SECTEI, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien planteó que existe una gran preocupación por las consecuencias del confinamiento para los niños, niñas, jóvenes.

En el foro estuvieron la directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, la doctora María Elena Medina Mora; el director del Instituto Nacional Psiquiatría Ramón de la Fuente, el doctor Eduardo Madrigal de León, y el investigador del Instituto Nacional de Ciencias Genómicas (INMEGEN), Humberto Nicolini Sánchez.

En su intervención, la doctora Ruiz Gutiérrez expuso que el tema de la salud mental en la contingencia sanitaria es fundamental y no se puede hacer a un lado, y anunció la incorporación del Instituto Nacional de Psiquiatría a la Red ECOs de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación.

Es muy importante que se discutan estos temas de la salud mental en estos tiempos de pandemia. Existe una gran preocupación por las consecuencias del encierro de los niños, niñas, jóvenes; tiene un gran impacto que en lugar de ir a la escuela a los distintos niveles educativos y convivir con amigos y maestros, persista el confinamiento. Nosotros ofreceremos en la página de la SECTEI, los servicios de psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras para ayudar en esta contingencia, anticipó.

En su mensaje introductorio, el doctor Madrigal de León expuso que la incertidumbre, el confinamiento y el colapso económico por la emergencia sanitaria aumentan el riesgo de salud mental, lo que podría exacerbar las desigualdades en salud. Habrá nuevas enfermedades neuropsicológicas provocadas por esta enfermedad.

Al respecto, argumentó que la atención a la salud mental tiene que ser parte de la cobertura universal de salud, y la organización de servicios debe sustentarse en la comunidad y en los derechos humanos. La doctora Medina Mora refirió que los trastornos mentales afectan en un momento de la vida a alrededor del 30 por ciento de la población, y de este segmento, el 79 por ciento no recibe atención, básicamente por la poca disponibilidad de medicamentos.

Las personas con enfermedades mentales graves mueren de 15 a 20 años más jóvenes, registran tasas más altas de desempleo y son más pobres que la población general. Según la OCDE, los costos por la salud mental son de hasta el cuatro por ciento del PIB. También, advirtió que es previsible el aumento en el número de suicidios por el impacto de la pandemia. En medio de la contingencia, detalló, la mayor parte de la atención se ofrece en los sistemas ambulatorios de los psiquiátricos por el cierre de estos servicios.

Actualmente, una persona que sufre depresión y llega en busca de tratamiento lo hace en promedio 14 años después del diagnóstico. También, adujo que un estudio telefónico de la Universidad Iberoamericana mostró que la proporción de casos de depresión y ansiedad han crecido en tres veces.

En la pandemia, añadió, la experiencia comenzó con estrés y ansiedad y ahora está en la etapa de los trastornos mentales y manifestaciones graves, así como una gran cantidad de alteraciones en situaciones que modifican el bienestar de las personas y una gran cantidad de repercusiones importantes como la pobreza y el desempleo, cierre de escuelas y sus efectos, violencia doméstica con abuso de niños, niñas y mujeres.

Un tamizaje que se hizo en una plataforma de la Facultad de Psicología-UNAM, arrojó que de 104 mil 875 personas que pidieron ayuda, el 24 por ciento la solicitó por violencia, el 11.8 por consumo de sustancias y el 10 por ciento por depresión. Otro tema del encierro, indicó, se vincula a niños y niñas. Al estar en una etapa de desarrollo son muy sensibles al ambiente exterior, pues hay quienes han vivido momentos muy estresantes, han resentido la convivencia con los amigos, la falta de socialización y a ello se suman las consecuencias de no estimular su capacidad cognitiva.

En términos económicos, dijo que los impactos se reflejan en el deterioro del empleo, la reducción de ingresos en el hogar y la seguridad alimentaria, lo que afecta el bienestar de la familia y sus integrantes; la pobreza y el desempleo son también razones para enfermar. La pérdida de trabajo se asocia al suicidio y la depresión.

Una encuesta también de la Universidad Iberoamericana reveló que el 65 por ciento de los hogares dijeron que sus ingresos se redujeron desde el inicio de la cuarentena; uno de cada tres hogares reportó una contracción de más del 50 por ciento. Se ha incrementado la violencia doméstica. En este sentido, la cometida contra las mujeres ha sido preponderantemente sexual; además, el deseo de suicidio se vincula a la violencia.

Por su parte, el doctor Nicolini Sánchez recordó que la pandemia colapsó las economías y los sistemas de salud en el mundo, vació los espacios públicos, y separó a la gente de familiares, amigos y espacios de trabajo. Los síntomas asociados a la crisis son ansiedad, problemas de concentración, irritabilidad, negación y coronafobia (miedo a la información y a contraer el virus), entre otros.

“La sobrecarga que han tenido los sistemas de salud ha traído un síndrome de agotamiento en el personal con problemas que afectan su salud mental”, detalló. El que los médicos vean a muchos de sus compañeros morir o estar enfermos de gravedad ha tenido un enorme impacto en la población y al interior de los servicios de salud.

Por lo anterior, recomendó un automonitoreo o trabajo en equipo, vigilancia en el ritmo laboral, descansos programados con uso de técnicas de relajación y/o meditación, conexiones con familiares y amigos, aceptación de situaciones que no se pueden cambiar, y creación de un vínculo empático, tolerante y humano.

Un factor importante que debemos promover entre la población es la resiliencia, a la que definió como la capacidad de mantener o recuperar el funcionamiento normal y la salud mental ante situaciones de riesgo y adversidad. En torno a pacientes que ya presentaban una patología mental, Nicolini Sánchez afirmó que la presencia de la COVID-19 los afectó enormemente.

“Muchas personas sobrevivientes a la enfermedad, ya con problemas mentales previos, tuvieron una acentuación de los cuadros clínicos”. También, aludió a la tele-psiquiatría, a la psicoterapia, y a las herramientas psicoeducativas como posibles tratamientos.

"Una recomendación importante es que la gente no pierda sus horarios de sueño, de alimentos, y de ritmos básicos de vida”.