LOS CAMINOS DEL FEDERALISMO MEXICANO
• En la sesión semanal del Seminario México Tenochtitlan. Siete Siglos de Historia, que organiza la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) se debatió el tema a cargo de las doctoras Mariana Terán Fuentes, de la Universidad Autónoma de Zacatecas; y Catherine Jane Andrews, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE)
Las vicisitudes en la configuración del federalismo mexicano a partir de lo que significaron las candidaturas provinciales, la relevancia de los congresos estatales, la soberanía y los conflictos en torno a sus definiciones, fueron algunos tópicos abordados por las doctoras Mariana Terán Fuentes, de la Universidad Autónoma de Zacatecas; y Catherine Jane Andrews, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Ambas participaron en la sesión semanal del Seminario México Tenochtitlan. Siete Siglos de Historia, que organiza la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) y que en esta ocasión tuvo como tema “El federalismo en México 1821-1827”.
En su intervención, la doctora y moderadora del conversatorio, Alma Herrera Márquez, directora del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos (IESRC), expresó que el punto clave para entender el federalismo en el México independiente radica en la situación política que representó el año de 1808 para el imperio hispano.
Los ayuntamientos, instituciones reconocidas por el monarca, no dependían de éste para su instauración; se propició que los cabildos fueran el medio para promover nuevas ideas políticas vinculadas a las nociones de soberanía.
Herrera Márquez sostuvo que, con diferentes perspectivas, el federalismo es percibido por los teóricos como una aspiración para la realización de objetivos y valores.
En su ponencia, la doctora Mariana Terán Fuentes, de la Universidad Autónoma de Zacatecas e integrante de la Academia Mexicana de Historia, externó que, desde la tradición cívica, lo que se ha reconocido en estos años para justificar una conmemoración en común, es el gran evento de la consumación de la Independencia. “Mi hipótesis consiste en que 1821, año en que se consuma ese movimiento, fue un acontecimiento político y refundacional que estaba escrito en un proceso revolucionario que trajo consigo el liberalismo doceañista. Una independencia enmarcada en el contexto de una revolución”, resaltó. Terán Fuentes precisó que la historiografía concibe, como una cuestión de oposición casi insalvable, el tema del trienio liberal, periodo decimonónico de la historia de España, que inició el 1 de enero de 1820 con la sublevación militar de Rafael del Riego para restablecer la Constitución de Cádiz de 1821 contra el gobierno absolutista del rey Fernando VII, que concluyó el 1 de octubre de 1823 cuando éste último, disolvió las Cortes españolas y anuló la legislación del trienio. En los años de ese periodo Del Riego tuvo una nueva posibilidad de reorganizar a la monarquía española, pero el proceso derivó en la desintegración. Al respecto, sostuvo que el segundo periodo de vigencia de la Constitución de Cádiz a partir de 1820, desembocó para la Nueva España, en la aparición e incremento de las llamadas diputaciones provinciales. Fue una institución administrativa que conducía la provincia, pero también se encargaba de promover la agricultura, la industria, el comercio y la imposición de contribuciones; fue la máxima autoridad política de las provincias, algo que dibujó una estructura confederal. Especialista en Cultura Política Mexicana del siglo XIX, Terán Fuentes adujo que uno de los factores que caracterizaron los primeros años del federalismo mexicano fueron los tratados celebrados de agosto de 1823, entre las fuerzas de Nicolás Bravo y Celestino Negrete con los comisionados de las diputaciones de Guadalajara y Zacatecas. No obstante, añadió, el proceso derivó en la disolución de algunas de las esas diputaciones para convertirse en congresos constituyentes estatales. Creadora de la Cátedra Internacional de Federalismo “Francisco García Salinas”, en la universidad zacatecana, detalló que la revolución liberal, así como la proliferación de diputaciones provinciales en el territorio imperial mexicano, conformaron el escenario en el que se trazó la estructura de la república federal. En tanto, la doctora Catherine Jane Andrews, profesora-investigadora en la División de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), hizo un ejercicio comparado entre el planteamiento de la Constitución federal sobre el tema de la nación, federalismo y soberanía y lo que se plantearon los 19 estados que entonces existían. Es evidente la semejanza de las primeras líneas del borrador de la Constitución federal de 1824 con las de la Constitución de Estados Unidos de 1787, aunque luego del borrador a la versión publicada el 4 de octubre se registraron algunos cambios, como el hecho de que el origen del Poder Constituyente era Dios y no la nación mexicana, lo cual reflejaba la devoción católica del momento y la importancia del derecho natural en la comprensión de la política. La idea que respaldaba el concepto de pueblo-nación en la Constitución mexicana fue por los debates de 1823, en los que solo había una sola fuente para la soberanía de la nación, asociada al centralismo. Entonces, el debate entre centralismo y federalismo fue sobre si la nación era una sola entidad con una sola soberanía, o si la nación era formada por estados y que la condición referida implicaba la consolidación de los estados. La noción de nación en el acta constitutiva heredó un problema fundamental para el federalismo, porque si la nación soberana era pactada entre estados y con derechos ¿cuál debía ser la relación entre gobierno con los estatales? Desde la perspectiva del pensamiento político moderno no puede haber dos soberanías. El federalismo mexicano nació con una convicción de origen, y esto se vio en los años previos, dijo la investigadora del CIDE. A partir de las primeras constituciones de los estados se puede entender el federalismo en su primera versión como una sociedad de estados, de naciones, en los que la soberanía de las entidades se transformaba en una nacional por el pacto constitucional. Las divergencias y similitudes del concepto de soberanía en los documentos estatales, resumió, muestran que predominó la interpretación sobre la nación federada como una sociedad de naciones; todas las que se hicieron entonces generaron inevitables conflictos.