JÓVENES EMPRENDEDORES MARCAN EL PASO EN LA INDUSTRIA ESPACIAL MEXICANA
Apoyan la construcción de un ecosistema de innovación con énfasis en el desarrollo de habilidades y la administración de grandes proyectos
El ámbito espacial nacional tiene un universo de oportunidades, sobre todo para aquellos que piensan iniciar un negocio en esta industria, pues es un campo fértil y con muy pocos actores, con apenas 37 start-ups (empresas emergentes) contabilizadas hoy en día a nivel nacional, y con un promedio de cuatro profesionales en cada una de ellas.
Este pequeño grupo de entidades de arranque están enfocadas en las siguientes áreas: mecatrónica (enfocada a rovers y robots en el espacio), propulsión y diseño de cohetes (didácticos, como sonda y de pequeñas cargas), percepción remota y aplicaciones de tecnologías de posicionamiento global.
También se dedican a los sistemas de electrónica (enfocado a lanzadores, satélites, robótica espacial y aplicaciones de la tecnología); diseño y manufactura de componentes (estructuras, mecanismos); ingeniería y diseño, software y diseño de aplicaciones con base en tecnología espacial, satélites pequeños (pico y nanosatélites), y capacitación en materia espacial, explicó Bereniz Castañeda, directora de Innovación y Competitividad de la Agencia Espacial Mexicana (AEM).
Y para hablar del actual contexto de los emprendedores, se reunió a un grupo de jóvenes mexicanos con camino recorrido y una visión sobre los planes que como empresarios tienen en el ámbito espacial, quienes compartieron sus visiones sobre el desarrollo del sector desde el punto de vista de las empresas emergentes, así como de las oportunidades que tiene nuestro país de insertarse en la industria a nivel mundial.
Juan Carlos Mariscal Gómez, de Dereum Labs; Jonathan Hernández, de Woznic´s; Ramón Córdova Muñoz, de BID360; y con un poco de más experiencia Humberto Torres España, de MxSpace, formados en el campo de la ingeniería, hablaron sobre los inicios de los negocios que ahora encabezan en el panel Jóvenes emprendedores del Primer Congreso México hacia la Luna, efectuado en la Cámara de Diputados.
“Todos saben que el emprendimiento por sí mismo es un área muy complicada que necesita de mucha determinación, empuje y resistencia”, dijo Mariscal Gómez. Se requiere de “una visión estratégica nacional de hacia dónde queremos desarrollarnos en el sector espacial”, la cual ayudaría a definir los mecanismos de apoyo y políticos que se necesitan para crear más entidades de esta naturaleza.
En tanto, Jonathan Hernández comentó que para el comienzo de la compañía que dirige primero acotó el tema de estudio a partir de los intereses científicos y tecnológicos. Después, se planteó un plan particular con cuatro elementos fundamentales a cumplir: inspiración (las razones por las que se lleva a cabo la investigación); atracción (cómo atraer a personas o entidades para adherirse a la investigación); educación (conocer para después replicar), y aplicación, una estrategia que al final lo llevó a definir su indagatoria sobre trajes espaciales.
Dejar un legado, ganarse un lugar en la historia a través de acciones que impacten a la sociedad y constatar que la posibilidad de crear una tecnología espacial no era algo lejano, fueron los motivos para que Ramón Córdova Muñoz y su equipo se decidieran fundar una compañía dedicada a desarrollos de propulsión y sistemas embebidos.
Los países y las empresas que crean su tecnología espacial no sólo lo hacen porque pueda ser un buen negocio, sino porque están pensando en proyectos a largo plazo. Comentó que “los siguientes planes de la NASA, la Unión Europea, Rusia, China, Japón, India, Israel están enfocados en analizar qué van a hacer con sus poblaciones y saber qué recursos hay en la Luna útiles para ellos, pero no sólo eso, nuestro satélite es la escala natural hacia Marte, el gran objetivo. Por tanto, como país tenemos también que buscar la forma de tener acceso a esos recursos; es una cuestión de seguridad nacional y así hay que verlo”.
Torres España destacó, asimismo, en el marco del 50 aniversario de la llegada del ser humano a la Luna, la importancia que tiene para cualquier nación estar presente en ese satélite de la Tierra. “En breve vamos a ver una revolución en el espacio. No se requieren satélites de costos millonarios para hacer investigación o realizar trabajos específicos. Hoy se puede tener acceso a la tecnología e información con una fracción del costo”, dijo.
Agregó que para que nuestro país se pueda insertar en la industria espacial se necesita saber cuáles son sus capacidades y cuáles puede desarrollar de manera sustentable y sostenible en un entorno propicio para desarrollar tecnología con un fuerte impacto social. “No hay que olvidar que el espacio nos ha servido para hacer experimentos y crear nuevas tecnologías, eso ha quedado plenamente demostrado”.
En la actualidad, continuó, México produce componentes para el sector aeroespacial, y algo favorable que tiene esta industria y que puede ser un aliciente para los emprendedores, es que no tiene tantas regulaciones como la industria aeronáutica.
De los retos a resolver es que haya reglas claras y una legislación que promueva el crecimiento del sector. “La industria aeroespacial no es un lujo, es una necesidad”, y ejemplo de ello, son las misiones lunares realizadas hace una década por la India e Israel, los últimos países en sumarse a la carrera espacial. Sin duda, “tener una buena industria espacial democratiza la tecnología”, evaluó Humberto Torres.
Y para detonar a este sector productivo se requiere la participación de la academia, el gobierno y la iniciativa privada, subrayó. Juan Carlos Mariscal abundó que dentro de todas las propuestas que hay en las start-ups existe una amplia variedad de temas que van desde la educación hasta la fabricación de cohetes, de sistemas de propulsión, de nanosatélites y hasta las que se dedican, como la suya, a la robótica de exploración, áreas que son oportunidades para el país.
“También debemos analizar qué podemos compartir entre todas estas áreas para que podamos contar con un ecosistema integral de emprendedores en México y, dentro de éstas, desarrollar campos específicos y buscar un fin común”, planteó. Una opción que observó viable es la de aprovechar la infraestructura existente y desarrollar empresas “mission as a service”, que es el aprovechamiento de servicios a través de una infraestructura que ya existe, por ejemplo, hay empresas que se dedican a rentar satélites y otras que proveen servicios satelitales sin contar con uno.
“Es una cadena de valor de exploración lunar muy grande que demanda profesionales donde México tiene fortalezas”, sostuvo Mariscal, y añadió que un ejemplo de las etapas de valor son: diseño de la misión, propulsión, lanzamiento, exploración del espacio profundo, robots o sondas para exploración, cargas útiles (experimentos), análisis del suelo lunar y regreso de datos.