GRANDES INCONSISTENCIAS EN EL RELATO Y VERSIÓN DE LA CONQUISTA: PASTOR LLANEZA

Publicado el 24 Febrero 2021
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• No conocemos el lado de los indígenas, advirtió en la conferencia Los escritos de Cortés y la conquista, inscrita en el Seminario México Tenochtitlan. Siete Siglos de Historia, organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI)

En la segunda sesión del Seminario México Tenochtitlan. Siete Siglos de Historia, la doctora María Alba Pastor Llaneza, de la UNAM, hizo un repaso histórico de la conquista y estableció que de este proceso no conocemos la versión de los indígenas; hay muchas inconsistencias que no se pueden continuar repitiendo a los niños y jóvenes. La relación de las cartas de Cortés, ejemplificó, tiene una gran cantidad de contradicciones y omisiones.

En mensaje de bienvenida de la conferencia de la doctora Pastor Llaneza titulada Los escritos de Cortés y la Conquista, auspiciada por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) el subsecretario de Educación de la SECTEI, el maestro Uladimir Valdez Pereznuñez, resaltó la importancia de estos encuentros, e informó que cada miércoles se tendrá actividad de conferencias y conversatorios, que se extenderán hasta octubre del presente año.

En su intervención inicial, la moderadora, la doctora Alma Herrera Márquez, directora del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos (IRC), señaló que estos espacios constituyen una manera distinta de leer y construir la historia.

Herrera Márquez apuntó que el planteamiento tan sugerente de repensar la historia, así como de analizar el impacto que el proceso referido tiene actualmente en la Ciudad de México y el país nos conduce a una lectura alternativa distinta, mucho más consecuente con nuestra naturaleza y orígenes.

La doctora Pastor Llaneza expresó que en el tema de la conquista “tenemos el testimonio de un solo bando, de un solo lado, no tenemos el testimonio de las comunidades indígenas”, apuntó.

Los relatos respectivos son entramados, como una serie de mosaicos que se componen de lo que les viene a los autores a la cabeza de pronto o les evoca probablemente una cierta realidad.

“Dudo de la primera entrada de Cortés a Tenochtitlan, dudo por muchas razones. ¿Por qué Moctezuma aparece como un conde medieval castellano algo que no pudo ser así? Dudo porqué Cortés haya descrito a Tenochtitlan como Córdoba o Sevilla con calles con herbolarias, plazas como la de Salamanca, con edificios, es decir, todo un despliegue y una traza medieval”.

También tenemos que dudar, abundó, ¿por qué Cortés tuvo a Moctezuma como prisionero entre seis y ocho meses? ¿nadie hizo nada hasta que supuestamente Alvarado los atacó? Tampoco es creíble que Moctezuma haya renunciado a su imperio dos veces. Estamos frente a “inconsistencias que ya no podemos repetir a los niños y a los jóvenes”.

Si los historiadores se interesan en un hecho ocurrido en el pasado, lo primero que suelen hacer es leer lo escrito, familiarizarse y sensibilizarse con los textos para después recurrir a las fuentes primarias o documentos de primera mano. “Es entonces cuando nos sumergimos en un trabajo de comparación, cotejo, compulsa, cruzamiento y testimonios con la finalidad de aproximarnos a la verdad”.

La también investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reveló que, en el caso particular de la conquista de México, el trayecto seguido por las tropas españolas, desde Yucatán hasta Tenochtitlan, entre 1519 y 1521, tiene un sólo testigo ocular de los hechos: Hernán Cortés, quien plasmó lo ocurrido mediante tres cartas de relación. “La primera es una carta colectiva, y las otras dos son de su autoría”.

Pastor Llaneza refirió que además de Cortés, hay otros cuatro testigos oculares: los capitanes Andrés de Tapia y Bernardino Vázquez de Tapia; y los soldados, Bernal Díaz del Castillo y Francisco Aguilar, quienes escribieron veinte o cuarenta años después.

En las cartas de relación escritas por Cortés, se encuentra una gran cantidad de contradicciones, omisiones e inconsistencias. “Las fuentes de primera mano se tienen que leer a contrapelo y bajo sospecha”, insistió.

En el siglo XVI, continuó, hay otras fuentes primarias, aquellas que plasman los enemigos de Cortés, y que abordan la crueldad y la ambición del conquistador español.

La historiadora expuso que, tras la llegada de un grupo de frailes franciscanos en 1524, resulta ingenuo pensar que pintaron sus códices o narraron sus experiencias de una manera libre, más bien, dijo la especialista, reacomodaron las vivencias de los indígenas.

Al respecto, explicó que si se hace una lectura cronológica se encuentra que lo que tiene que ver con lo milagroso y lo divino está presente en el relato de la conquista, como la aparición de Santiago en su caballo blanco, o la de la virgen. Incluso “el mito de Quetzalcóatl lo terminan de hacer los frailes, no es un mito mesoamericano. Quetzalcóatl es una deidad que prohíbe y ve mal los sacrificios humanos”.

Es una suerte de armonización de los dos mundos al que pertenecen frailes, criollos y mestizos, incluso, añadió, los nobles-indígenas, criollos-indígenas o mestizos-indígenas que escriben y tampoco corrigen el relato de Cortés.

Los códices posthispánicos no se pueden usar para conocer la historia prehispánica, porque están hechos a la manera occidental española. Por ello, precisó la importancia de cruzar las fuentes que conforman la cerámica, las esculturas, las estelas, los templos o la arquitectura con los testimonios postconquista.

Se duda de la existencia de Marina o Malinche pues no existen pruebas de ello, aunque aclaró que sí hubo una Marina que se casó con uno de los capitanes de Cortés, Juan Jaramillo, que era una traductora que sabía maya-chontal. “Puede que hubo una mujer indígena llamada Malinche, eso yo no lo dudo, pero que hizo esas funciones que le han asignado, lo dudo muchísimo. ¿A cambio de qué?”.

Cómo construir otras visiones que ayuden a entender de mejor manera lo que realmente pasó hace 500 años, preguntó el subsecretario de Educación, Uladimir Valdez. La experta respondió que el conocimiento de esa realidad, de las fuentes primordiales son fundamentales para recuperar la historia primaria.

A los jóvenes hay que enseñarles que el conocimiento no es nunca el último, siempre está en función del momento que se vive y de abrir campos nuevos a la investigación y cuestionar de fondo la historia de bronce, la historia oficial que se difundió por muchas décadas y se cultivó con intenciones claras.