FOTOGRAFÍA DE SUEÑOS, FILMACIÓN DE REALIDADES

Publicado el 16 Diciembre 2019
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Anayatzin Cisneros Chavarría es una joven de tan sólo 18 años con una vida llena de sueños. De cabellos rosas y amigable sonrisa, contagia su buena vibra mientras conversa de sus sueños y aspiraciones.

Desde niña desarrolló un gran gusto por el arte, le atrajo la pintura, el dibujo, la escultura y la fotografía. Ana, como su familia y amigos la llaman, se ha desenvuelto en varias facetas artísticas y en todas ha destacado.

A lo largo de toda su vida académica se ha visto rodeada por las artes, primero de manera obligatoria, en la primaria. Después, ella las buscaba en la preparatoria y, finalmente en la universidad, decidió que a eso dedicaría en adelante.

Le bastó contemplar la Alegoría Nacional de José Clemente Orozco, en el taller de pintura mural de la escuela primaria “Luis Hidalgo Monroy”, para que el arte despertara su atención, en particular, la pintura. A partir de ahí, decidió experimentar con los colores e incursionó en los autorretratos.

Las ciencias exactas no eran lo suyo. Anayatzin prefirió innovar que seguir una rutina. Pintura, escultura, dibujo… las artes la motivaron a seguir sus sueños, aunque todavía no determine cuál será el que forje su fututo profesional.

“En estos momentos estoy en un conflicto, estoy llevando el taller de pintura en PILARES y me está gustando mucho, pero estuve estudiando fotografía y me gustó de igual manera; no sé a cuál irme porque también llevo dibujo en todas mis materias, pero no es una rama en la que me pueda o me quiera especializar”, explicó.

Después de experimentar en diferentes vertientes en primaria y secundaria, decidió explorar otra alternativa. Es así como ingresó al taller de fotografía en la Escuela Nacional Preparatoria “Vidal Castañeda y Nájera”. Ahí se inscribió a un curso de fotografía análoga, y aunque le costó mucho trabajo al principio, fue progresando hasta adquirir destreza.

“A principios de este año, decidí meterme a un curso de cinefotografía y fue muy divertido, ya que por primera vez trabajé con una cámara digital y tuve contacto con todos los materiales, e incluso aprendí a hablar con un lenguaje más profesional, pues te enseñaban a realizar diferentes tomas”, enfatizó.

A partir de este momento, el sueño de Anayatzin cobró forma. Encaminó su vida profesional al cine, y así ingresó a la Facultad de Artes y Diseño (FAD), de la Universidad Nacional Autónoma de México, a estudiar Artes Visuales. Su objetivo a corto plazo es formar parte de la comunidad estudiantil de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) en 2020.

PILARES representa para Ana motivación y apoyo. Su profesora de teatro, quien le consiguió personal para su primer cortometraje, la impulsa y alienta a cristalizar sus ideales. Gracias a los conocimientos adquiridos en el taller de cosmetología impartido en PILARES, logró conseguir un ingreso extra para solventar su proyecto, el cual presentará durante su entrevista de ingreso a la ENAC.

“En el taller de cosmetología la maestra me enseñó a pintar cabello, poner uñas, pestañas y hacer manicure. Les comenté a mis amigas sobre las nuevas habilidades en belleza y me pagaron por ello. Me ayudó bastante”, asegura.

Ana no ha estado sola en el camino a ser cinefotógrafa. Vive con su padres y su hermana, quienes de diferentes formas la han ayudado a seguir con su sueño, ya sea moralmente, económicamente o solo creyendo en ella en todo momento.

No es difícil darse cuenta de la pasión hacia cualquier tipo de arte. Con evidente emoción habla de todo lo que ha aprendido, las personas que ha conocido y las anécdotas más memorables que ha vivido gracias a su incursión en el mundo artístico.

El apoyo de su familia, tanto en la escuela como en PILARES, ha sido fundamental, sea para comprar material fotográfico, desplazarse a la facultad o realizar tareas. Su madre y hermana acuden también a PILARES. Ambas se han inscrito a los talleres de cocina y costura, respectivamente.

Con lágrimas, describe a su familia, principalmente a su papá, como un héroe, pues ha sido un “pilar” incondicional en su corta, pero prometedora carrera en las artes.

“Cuando le dije a mi papá que quería estudiar cine, él me apoyó y siempre ha estado viendo cómo me puede ayudar para cualquier petición que tengo. Mi mamá me acompaña en el camino a la escuela, me da de comer y mi hermana siempre me echa porras”, expresó conmovida.

Aún queda un largo camino para Anayatzin Cisneros, una chica que está segura de lo que quiere. Las metas conquistadas hasta el momento le dejan una experiencia de vida que le servirá para cumplir sus objetivos, sea como cineasta o como fotógrafa.

“PILARES es un lugar donde me han apoyado mis maestros. Aquí conocí a mi profesora de teatro, quien es una persona muy querida para mí. Ella me enseñó muchas cosas, me está guiando…Mi maestra de cosmetología también. PILARES te ayuda a encontrar gente que necesitabas en tu vida… amigos que aún no has conocido...te enseña mucho”, finalizó sonriente.

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