DISERTACIÓN SOBRE EL ENTORNO QUE INFLUYÓ EN EL MOVIMIENTO DEL 68

Publicado el 07 Octubre 2022
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• Nueva sesión del Seminario Movimientos Sociales CDMX Siglos XX y XXI, organizado por la SECTEI que en esta ocasión abordó el tema del movimiento de 1968

En una nueva jornada del “Seminario Movimientos Sociales CDMX Siglos XX y XXI”, organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), el doctor Sergio Zermeño, de la UNAM, hizo un repaso histórico de los condicionantes, actores y ambiente que acompañó y detonó el movimiento estudiantil de 1968.

Integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional, Zermeño expuso que el movimiento tuvo tres momentos: el propio 1968, en 1998 y en 2018, cincuenta años después para tener claridad de qué sucedió.

El investigador enumeró algunos documentos fílmicos que han dado cuenta del tema con una gran visión: El Grito, de Leonardo López; Rojo Amanecer, de Jorge Fons; Canoa, de Felipe Cazals, y México 1968-1998 Únete Pueblo, de Óscar Menéndez.

Estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM en el 68, el también doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales en Francia, dijo que después de esos trabajos, se tuvo que hacer un análisis profundo para determinar quiénes eran, qué hacían y por qué se manifestaron los integrantes del movimiento, así como quiénes fueron el resto de los actores.

Para el investigador, los hechos previos a la matanza del 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco iniciaron el 26 de julio con el enfrentamiento entre estudiantes de dos vocacionales vecinas (2 y 5) del Instituto Politécnico Nacional y de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM.

Para el investigador emérito en el SNI esos jóvenes fueron un despertar. El hecho en sí mismo no debió haber tenido ninguna repercusión, pero sí pasó a mayores por haber sido reprimidos brutal e injustamente con una provocación inicial que luego fue plenamente documentada.

El hecho lo percibió la Secretaría de la Defensa Nacional, al mando del general Marcelino García Barragán, como una maniobra para desestabilizar al país antes de los XIX Juegos Olímpicos, algo que marcó y provocó la entrada del ejército al movimiento estudiantil.

El acto que siguió y enfureció a los profesionales universitarios fue el bazucazo a la puerta del Colegio de San Idelfonso de la UNAM. El rector Javier Barros Sierra se pronunció y manifestó contra la agresión y los universitarios se unieron al rechazo.

“El movimiento en su espontaneidad elegía a sus representantes al Consejo Nacional de Huelga (CNH), entre 100 y 200, según el momento, aunque los partidos de izquierda no lograron en ese momento monopolizar al Consejo”.

Sin embargo, con el paso del tiempo esos dirigentes adquirieron un mayor control del movimiento. “El Partido Comunista fue el que propuso los seis puntos del pliego petitorio, el primero de ellos, la libertad de los presos políticos”.

Para el doctor Zermeño la base estudiantil del movimiento fue compleja y endeble. Recordó que en julio de 1968 comenzó el levantamiento, en agosto no hubo represión “hacíamos lo que queríamos en completa libertad, pero el 27 de ese mes se dio la más importante manifestación”.

Siete días antes, el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, propuso a los estudiantes llevar a cabo una mesa de negociación, propuesta que causó reacciones al interior del movimiento y sus grupos.

En la manifestación convocada por el CNH, del Museo de Antropología al Zócalo, se registró una provocación al gobierno a través de uno de los integrantes del Consejo que no obtuvo el consenso de la decisión, y a la una de la mañana del día siguiente la plaza estaba totalmente rodeada de tanques e invadida por el ejército.

A partir de la noche del 27 de agosto cambió todo y septiembre fue muy complicado”. Nuevamente Echeverría propuso una nueva mesa de negociación, reunión que tuvo lugar la mañana del 2 de octubre y en la tarde de ese mismo día fue la tragedia.

El doctor Zermeño, autor de libros clásicos alrededor del movimiento estudiantil, refirió que otros autores, entre ellos, Carlos Montemayor, Sergio Aguayo, Carlos Monsiváis y Julio Scherer García, trabajaron en investigar a profundidad quiénes estaban en el poder, cómo funcionaron las fisuras del gobierno y conocer a detalle qué pasó en la Plaza de Tlatelolco y qué actores participaron.

En la bienvenida, Alfonso Revilla Basurto señaló que el movimiento estudiantil de 1968 está caracterizado por haberse constituido en un parteaguas en la historia política y social de México.

Este seminario, dijo, tiene por objeto enriquecer la comprensión sobre nuestro presente, recordando al 68, el cual ocupa un lugar privilegiado en la memoria histórica y en el imaginario de varias generaciones de la capital y del país.

Con el propósito de reivindicar la participación de la mujer en las movilizaciones estudiantiles, Revilla Basurto compartió algunas reflexiones de Marcela Lagarde, teórica del feminismo en México, creadora del término feminicidio.