MÉXICO TIENE EL TALENTO Y TECNOLOGÍA PARA SUMARSE A MISIONES ESPACIALES

Publicado el 20 Agosto 2019
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-Rubros como propulsión, sistemas de comunicación, captura de datos, circuitos integrados y procesadores, las áreas de oportunidad

Después de 50 años de la llegada del ser humano a la Luna, este cuerpo celeste continúa como un tema de gran interés para la ciencia y la experimentación, pero también para dar el gran salto al espacio profundo, pues se le considera uno de los pasos en el camino hacia Marte.

En este tema, nuestro país tiene sus propios quehaceres e intereses para ampliar los conocimientos que ha generado. Para afrontar este gran reto, un grupo de especialistas analizaron las capacidades nacionales para aportar tecnología e insertarse en la cadena de valor de las futuras misiones espaciales internacionales.

La idea de volver a la Luna, señaló Jorge Flores Troncoso, es por los recursos que tiene el satélite natural de la Tierra. Para ejemplificar este interés recordó que Estados Unidos anunció en 2017 un presupuesto de 20 mil millones de dólares para la misión Deep Space Gateway, una estación espacial que será habitada por humanos para realizar estudios en el espacio exterior.

“La Luna debe verse como un activo o un sitio de recursos naturales y como una fuente de captura de datos, información y experimentación para poder avanzar en el espacio profundo y acercarse al planeta rojo”, dijo Flores, coordinador del Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo en Telecomunicaciones de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), quien añadió que México ha acumulado experiencia desde el siglo pasado en temas de aeronáutica, pero desde 2011, cuando se creó la Agencia Espacial Mexicana (AEM), las capacidades han aumentado, aunque hoy se requiere de un plan estratégico para avanzar.

Desde el punto de vista del investigador, las capacidades de México están en desarrollar componentes de potencia, propulsión, sistemas de comunicación y captura de datos, circuitos integrados y procesadores, entre otros. Reconoció que el país cuenta con talento, pues a lo largo y ancho del territorio se encuentran grupos con desarrollos tecnológicos avanzados, lo que hace necesaria una reorganización para aprovechar la tecnología existente y el capital humano que se ha formado en esta última década.

Una propuesta en ese sentido, expuso, es crear una plataforma en la que se pueda ofrecer tecnología ya desarrollada para que otros la conozcan y utilizarla, “esta experiencia ya la estamos usando con el Cinvestav de Guadalajara”, refirió Flores.

Marco Lepe Cisneros, presidente fundador de LP Bond, corporativo dedicado a investigaciones y desarrollo en nuevas tecnologías, expuso que desde una opinión laboral personal son cinco los ejes de desarrollo en la industria espacial mexicana: propulsión, desarrollo de satélites, comunicaciones/enlace de datos, almacenamiento de datos y vehículos de exploración.

“Para llegar a la Luna requerimos cambiar nuestra visión de convergencia tecnológica, a una de aportación, de trabajo en equipo; también necesitamos una legislación acorde a la realidad, financiamiento y coordinación, ésta última puede estar a cargo de la Agencia Espacial Mexicana (AEM)”, apuntó.

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Héctor Vargas Martínez, director científico del proyecto AzTechSat-1, el primer nanosatélite mexicano, el cual será lanzado por la NASA el próximo 19 de octubre, formuló cinco propuestas para que nuestro país se convierta en actor y deje de ser espectador en las próximas misiones espaciales: 1) incrementar las capacidades científicas y tecnológicas en el área aeroespacial; 2) fomentar en niños y jóvenes el interés por el desarrollo científico y tecnológico en aplicaciones espaciales y terrestres; 3) regular y legislar sobre tecnologías espaciales; 4) fortalecer y continuar la colaboración con la NASA; y 5) hacer que la tecnología espacial forme parte de la agenda nacional.

“Si las autoridades no se suman en esta área de ciencia y tecnología del espacio, difícilmente los proyectos avanzarán —consideró —. Es claro el apoyo que debe haber a la educación básica, pero si la ciencia y tecnología se van desarrollando y se promueve la triple hélice (alianza empresa-academia-gobierno) los retos hacia la Luna se pueden superar”. La Luna, objeto de múltiples estudios Maestra en aeronáutica y tecnología espacial, Carolina Gallardo Patiño comentó que si los planes siguen como hasta ahora, dentro de cinco años la misión Artemisa de la NASA pondrá de nuevo al ser humano en la Luna. Este nuevo interés, señaló, será ya sea para establecer una base como medio para una posterior exploración a Marte o para que sea un detonante de futura tecnología y con la expectativa de que cumpla con todas las necesidades del ser humano.

Describió que entre los requisitos para el regreso a la Luna están la construcción de un hábitat para establecer un puente hacia Marte, el crecimiento de elementos biológicos, la extracción de nuevos materiales, la producción de energía, la generación de comunicaciones y un sistema de navegación, para el sustento del ser humano en dicho satélite, que puede ser temporal o permanente. Con base en estas necesidades internacionales, añadió Gallardo, el país tiene que identificar las capacidades que tiene en sus instituciones y en la academia para subir a México en los futuros viajes espaciales.

Algunas propuestas que se han podido posicionar con algunas instituciones son proyectos de cargas útiles (experimentos), que son de interés académico en México y pueden ofrecer datos científicos a la comunidad internacional. Por ejemplo, una carga útil que pueda monitorear o explorar en la Luna: la actividad sísmica, los impactos lunares, la radiación, la presencia de hielo, y también crear robots para extraer minerales de importancia.

En la Luna hay aluminio, titanio, platino, silicio y helio3, que pueden funcionar como sustitutos de energía, informó la gerente de Desarrollo de Sistemas Espaciales en la AEM. Héctor Vargas consideró, en el marco del Primer Congreso México hacia la Luna que las capacidades científicas que tiene México son las que van a proponer estos nuevos retos para misiones al espacio, la Luna o incluso hacia Marte. “Los científicos ponen los retos de las misiones y los tecnólogos desarrollan los instrumentos para estas misiones en particular”.

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